Crucé con emoción y hasta cierto nerviosismo la puerta de entrada a la Abadía.
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Sobre la base de una ermita mozárabe del siglo X y otra románica del siglo XII, se levanta la Abadía de Lebanza o Alabanza nacida en el S. XVIII.
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El triste abandono, el expolio sangriento y su versionada historia hacen de este lugar un mágico recorrido a través de infinitos pasillos y estancias desiguales.
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Se pueden oir los rezos de los monjes, el sonido de las cazuelas y el canto de la capilla.
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Riqueza desgastada, paredes a jirones, muebles tullidos, cruces ladeadas, candelabros desnudos, cálices secos, libros amarillos, tumbas de nobles, puertas infranqueables, escaleras al cielo...
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Mi cámara tiembla, no puede captar todo lo que ve, solo mi retina se encarga de grabar y guardar bajo llave una copia encriptada de este secreto que solo es historia.
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(Pido a quien corresponda, al Obispado de Palencia, al gobierno de Castilla y León, a la buena voluntad de las personas, que pongan a buen recaudo esta belleza entre montañas que, si no se remedia, con el tiempo pasará a ser leyenda)
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