Llega la noche y recapitulas, ya no hay nada que hacer, lo hecho, hecho está...
Le juras a la almohada que mañana te vas a vestir de nuevos propósitos que probablemente se esfumen con el primer café.
Y sales a tu vida flotando como si no estuvieras en ella, tal cual un alienígena que acaba de aterrizar y tiene la misión de conquistar el mundo.
Lo sabes, eres el único guerrero de tu contienda y, a veces, la mano no alcanza el avituallamiento que tímidamente te ofrecen.
Vuelve la noche y recapitulas, ya no hay nada que hacer, lo hecho, hecho está...