Queridos amigos,
Anne Bonny, la intrépida pirata que ha compartido con vosotros estos últimos meses, me ha pedido que os despida en su nombre.
Anne, apropiándome de las palabras de Mandela, es “dueña de su destino, capitana de su alma” y ha decidido seguir su camino en solitario, vagar por esos mares en busca de aventura, pasión y tesoros, en busca de su pirata.
Se ha ido repitiendo estos versos que se dicen de Neruda:
Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música.
Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito
o bien no conversa con quien no conoce.
Muere lentamente
quien evita una pasión y su remolino de emociones.
Muere lentamente
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto
para ir detrás de un sueño.
Anne, tu inquieto y maltrecho corazón merece encontrar lo que necesita y anhela.
Quién sabe si en algún lugar del tiempo, un apuesto pirata vuelva a tocar con su dedo tu hombro y, aunque no recuerde tu nombre, te convierta en lo que realmente eres, una princesa.
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Buena mar, Anne!
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Yo, con vuestro permiso, me quedo entre vosotros.
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Mar
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