Cada día cuesta más labrarse la vida, verdad Simón?
Mientras mordisqueas recuerdos y tabaco, sigues dándole a la piedra. Es un encargo, no tienes prisa ni necesidad, es lo que te mantiene vivo.
Como sucede en los cuentos, tu amor fue bailarina y arrastras sus retratos hasta el jardín, orgulloso de su belleza y sus curvas.
Tu cascada voz se pierde entre un ayer glorioso y un presente triste que tratas de enmendar con unos tragos de vino entre animales, plantas y frutales, formando un hogar caótico, digno de un artista.
Mar
* Gracias Simón Pereira por tu acogida.
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