Balance positivo

Esto se acaba... irremediable echar la vista atrás para hacer un breve repaso de momentos y emociones.

Cierro los ojos y me llega el olor de las comidas familiares, el calorcito del sol que te hace un poco más bonita, el paso de una estrella fugaz a la que no supe concretar un deseo, los amigos de verdad siempre con cobertura, un viaje inesperado y recuperador de caricias, un libro sin terminar, cientos de fotos...

Balance: positivo.

Mar

"Están aquí..."

El tío Vicente se nos ha hecho mayor y lleva a la espalda una ligera mochila llena de cariño y momentos olvidados. Su rostro de niño transmite placidez y, a veces, recuerda lugares y personas que existieron hace mucho tiempo. Nos mira y sonríe, queremos creer que nos reconoce y le abrazamos.

Le mostramos una foto en la que aparecen sus cuatro hermanas y, con serenidad y concentración, se la queda mirando fijamente... murmura la palabra "hermanas" y nos emociona.

Después de unos intensos minutos, da la vuelta al porta-retratos y con manos temblorosas intenta sacar la foto y nos dice: "están aquí..."

Nos hace llorar.

Con su gesto, nos descubre la esencia de la fotografía. "Están aquí...", quería sacarlas de ese marco que le impedía verlas de verdad, su mirada traspasó el papel fotográfico y llegó hasta aquel momento en que se inmortalizó la imagen.

Mar

El último bombón

En una de esas tardes/noches que nos juntamos a tomar unos vinitos y filosofar, surgió una interesante disyuntiva sobre los bombones.

Plasmo aquí la reflexión de Nacho:

"Qué es mejor: ser comido al principio, junto con otros, con toda urgencia y glotonería... o quedar el último en medio de la caja y ser apetecido a rabiar, con todas las ganas, comido y paladeado como si fuera lo último que se hace en vida?.

Seguro que una pirata con sensibilidad puede aclararlo un poco."

Echadme una mano, amigos, a ver qué se os ocurre...

Mar

Serenidad

Nada más coger el último desvío tenemos por costumbre abrir las ventanillas del coche y aspirar profundamente. Huele a pueblo, a verano, a familia, a recuerdos...

De repente siento paz, se me llenan los pulmones de armonía, mis músculos se relajan y mi mente comienza a pintar de colores ese entrañable paisaje que me traslada al paraíso, al lugar donde me siento arropada, donde me siento yo.

Iba solo por unas horas y tuve que quedarme más. Necesitaba recargar ese depósito vulnerable y con fugas que se llama corazón y que a menudo deja de bombear con la fuerza que se merece.

Y me tomé las vitaminas de sol, las pastillas de estrellas, me inyecté de familia, de cariño, de alegría, de hacer mil planes, de ganas de vernos...

Mar